Malas o buenas madres... Un tiempo para un respiro

2:24 Pedagogia de una mamá 0 Comments

Mamás famosas incendian las redes abriendo el debate hacia lo que se considera ser una buena madre, o un buen padre. Estamos acostumbrados a escuchar vivencias sobre la maternidad como algo maravilloso, puro, impoluto,... Pero pocos expresan la parte "oscura" de ser padres, como si se tratase de un pecado mortal.
Son sonados los comentarios y verbalizaciones de padres de hijos adolescentes que vaticinan la llegada a esta etapa como el fin de los días (y es que pocos recordamos aquella maravillosa época dorada en la que nos creíamos los "reyes del mundo" y pensábamos que nuestros padres habían pactado con los astros no dejarnos salir el fin de semana).
Pues sí, ante una madre o padre de hijo adolescente se tiende a tener pensamientos negativos que provocan en nuestro interior el deseo imperioso de frenar esa etapa del ciclo vital de nuestros pequeños. Pero... ¿puede venir algo todavía peor que mi adorable y tierno diablillo provocándome episodios transitorios de trastorno bipolar? En ese caso, estoy perdida...

La llegada de nuestro bebé, torbellino de emociones, ahora río, luego lloro, vuelvo a reír, lloro, lloro, río, estoy feliz, siento mariposas en el estomago... Siento dolor, la cabeza me estalla, tengo sueño, mejor ni me miro al espejo, ¿quién era yo antes?, padezco una amnesia global transitoria... Nuestro bebé crece feliz y nosotros felices al verlo, se ha convertido en un niñito adorable. Y yo sigo cansada, tengo sueño, me hincho a chocolate y cafeína para poder sobrevivir. ¿Qué le ha pasado a mi armario?, ¿alguien me explicó que tendría que cortarme las uñas a episodios?... Pero me sonríe y me deshago, totalmente rendida a sus pies. Ha crecido mi bebé y también mi barriga... Otro bebé en camino, ¿seremos capaces?...

Mamás a tiempo completo y mujeres trabajadoras, luchando por lo mejor para nuestros hijos, intentando dar lo mejor de nuestra faceta profesional. La casa ha de estar perfecta, todo en orden. Atenderlos, alimentarlos, cuidarlos, educarlos, mimarlos.
Adoro a mis pequeños pero a veces el cansancio físico y emocional activa un impulso en mi ser en el que me visualizo calzándome las deportivas y saliendo a correr tal cual Tom Hanks en Forrest Gump. Lo pienso muchas veces y nunca lo hago, ¿y por qué?, ¿qué hay de malo por buscar un hueco en mi apretada agenda para dedicarlo a mí misma y coger un respiro?

¿Y qué dicen los expertos? La mejor manera y el primer escalón para el manejo del estrés que supone cuidar y educar a nuestros adorables hijos es "Cuidar de nosotros mismos". Existen técnicas que nos pueden ayudar a relajar nuestro cuerpo, a hacer que las sensaciones fisiológicas (taquicardias, tensión muscular, respiración rápida, etc.) cambien y así nos podamos enfrentar mejor a las situaciones. Del mismo modo, cambiar los pensamientos negativos para moderar nuestras emociones. Intentar relajarnos físicamente e intentar cambiar los pensamientos erróneos puede ayudar a calmar el estrés que nos puede producir educar a los hijos. Estemos o no cansados, todos necesitamos un respiro. Con frecuencia, el día a día nos lleva a tener que priorizar las tareas, lo que muchas veces desemboca en el descuido completo de nosotros mismos.

Si nos descuidamos durante mucho tiempo terminaremos teniendo poca resistencia, energía o entusiasmo para dedicar a todas las facetas de nuestra vida. Y en este sentido, ¿podremos dar lo mejor de nuestra maternidad o paternidad?
Cuidar de nosotros mismos significa aprender a darnos cuenta de que estamos cansados, ansiosos o de mal humor y saber parar a tiempo. "El tiempo fuera para un respiro" consiste en pausas para poder cambiar de estrategia, recuperar el aliento y así recobrar fuerzas.

¿Cómo podemos cuidar nuestras necesidades personales? A continuación te planteo algunos ejemplos: 

  • Dedicar un rato a leer un libro.
  • Escuchar música suave.
  • Darse un baño relajante.
  • Salir a caminar.
  • Realizar alguna actividad artística.
  • Practicar alguna actividad deportiva.
  • Etc.
    Una hora al llegar del trabajo o al finalizar el día después de acostar a los niños, parar el tiempo para detenernos en nosotros. Pero, ¡ojo! esto supone paralizar las tareas domésticas y los pensamientos, dedicarnos ese tiempo para ganar en bienestar, eficacia y calidad en nuestras relaciones paterno-filiales.

    El debate está servido y a mi humilde entender, atrevernos a juzgar a otra madre si es buena o es mala considero muy osado (siempre dentro de los límites de la Protección del Menor y los Derechos de la Infancia). La experiencia profesional me ha ido enseñando que en el momento que una madre o un padre se cuestiona su propia maternidad o paternidad, te encuentras con buenos padres. Nadie nos enseña, pero lo más importante es la verdadera voluntad de ser lo mejor para ellos.


    ¿Seré una buena madre para mis hijos?... La clave no está en la firme convicción de sentirse una madre/padre perfecta/o, sino preocuparse por hacer real que nuestro hijo sienta verdaderamente que sus "papis" son perfectos. Para mí..., los mios lo son.


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